Hace algunos años, los filtros que proporcionaban un marco de seguridad ante el spam no eran tan efectivos como ahora, en algunos momentos podíamos llegar a tener nuestra casilla de correo llena de mensajes con estafas, cadenas, hoaxes y todo tipo de mensajes no deseados, que lo único que lograban era hacer perder nuestra paciencia.
Afortunadamente, esos tiempos son historia, ya que la tecnología detrás del filtrado de spam ha dado un salto impresionante, y servicios de correo como Gmail son un ejemplo de limpieza y efectividad. Sin embargo puede ser que cada cierto tiempo se cuele algún mensaje de este tipo, y será nuestra la labor saber cómo diferenciar entre un mensaje real y un spam. Precisamente en este artículo conoceremos algunas pautas que nos servirán para llevar a cabo esta tarea, y no dejar que nos engañen.
Dónde nos lleva un hipervínculo
En el caso de que por cualquier motivo sospechemos que un mensaje de correo electrónico pueda ser un spam, una de las maneras más sencillas de constatarlo es ver hacia donde apuntan los enlaces que contiene.
Para ello lo único que tenemos que hacer es ubicar el ratón sobre cualquiera de los enlaces que contiene el mensaje y comprobar hacia donde apuntan los mismos, dato que seguramente aparecerá en alguna esquina de nuestra servicio de correo webmail o gestos de correo electrónico.
Sin embargo, la lectura de los vínculos puede ser a veces bastante confuso, ya que los spammers tienen bastantes trucos para desorientarnos. Uno de los más extendidos es camuflar un enlace malicioso dentro de otro que aparentemente apunta a un sitio o servicio reconocido y honesto.
Un ejemplo típico de esta clase de enlace siempre incluye como primer elemento un sitio web conocido, pero si prestamos la suficiente atención, lo más probable es que nos encontremos con algo más, el verdadero objetivo del enlace, el cual seguramente contiene elementos que le facilitarán la tarea ilícita al hacker o spammer que la opera.
Para ahorrarnos todos los problemas que pulsar sobre un enlace así, una de las mejores alternativas que tenemos disponible es estudiar con detenimiento todas las partes que forman el mismo, y ante cualquier tramo de éste que sea sospechoso o que parezca fuera de lugar, no pulsarlo. Si podemos implementar esta simple regla en cada correo electrónico sospechoso que llegue a nuestra bandeja, mantendremos un buen nivel de seguridad y nos evitaremos una buena cantidad de problemas.
Por otra parte, en el mercado existe mucho software diseñado con este propósito, es decir analizar todos los correos electrónicos entrantes en búsqueda de este tipo de enlaces, sin embargo, muchas veces son incompetentes y son fácilmente burlados. Con esto queremos decir que lo mejor es confiar en nuestra propia intuición y experiencia que en estos programas, sobre todo cuando está en juego nuestra seguridad financiera.
Los sospechosos de siempre: Los archivos adjuntos
Aunque parezca mentira a esta altura de la informática, el archivo adjunto todavía es una de las herramientas favoritas de hackers y spammers más utilizadas en el mundo para llevar a cabo ataques de todo tipo. Esto básicamente es posible debido a que el usuario no presta la debida atención, descargando y ejecutando cualquier archivo adjunto que le parezca interesante sin mediar ni la más mínima precaución de seguridad.
Sin embargo, no toda la culpa es del usuario, ya que se supone que los servicios de correo son seguros y confiables, y además la gran cantidad de archivos que se envían y reciben por hora en estos días, la mayoría de ellos sin intenciones maliciosas, logran que el usuario se confíe y termine siendo descuidado y poniendo en peligro si seguridad.
En estos casos, lo mejor es tomarnos unos escasos instantes para comprobar si el archivo adjunto que estamos por descargar es seguro. Una regla básica que podemos seguir y que nos evitará muchos problemas, es nunca abrir archivos adjuntos que no estábamos esperando, sin importar quien sea el remitente.
Esto último es debido a que muchas personas suelen pasarse parte del día compartiendo toda clase de cosas, desde archivos GIF animados hasta fotos de celebridades o los goles de su equipo de fútbol a través de video. En este punto, lo mejor es tomarse unos segundos para evaluar la situación y decidir si el archivo adjunto que vamos a abrir es seguro o no.
En el caso de que no dispongamos del tiempo necesario para ello, o las condiciones no sean las adecuadas, lo mejor es almacenar el archivo adjunto en el disco duro de nuestra PC para analizarlo luego con las herramientas antivirus que tengamos disponibles. Es mejor pecar por lento de reacción a sufrir un ataque y ser víctimas de un hacker.
Correos electrónicos fraudulentos
Muchos de nosotros en algún momento seguramente hemos usado la característica llamada “Combinación de correspondencia” en Word y otros procesadores de texto, que sirve básicamente para crear un texto y enviarlo a varios contactos en forma simultánea, cambiando ciertos parámetros e incluyendo datos para personalizarlo. Sin embargo, existen muchas personas que desconocen por completo esta opción, y en este hecho precisamente se basan los spammers, quienes la utilizan para hacerla parecer como si de un documento bancario o de otro ente se tratara. Y lo peor de todo es que muchas veces sucede que se cae en la trampa.
Una de las formas más sencillas de saber si realmente se trata de una comunicación seria entre una entidad y nosotros, es la forma en la que se encuentra armado el mensaje. Si el mismo comienza con un “Estimado cliente” a secas, en lugar de nuestro nombre y apellido, o varíe la manera en que solemos recibir este tipo de mensajes, lo más probable es que se trate de una estafa o engaño, más aun si el comunicado nos pide que rellenemos datos personales de nuestras cuentas bancarias o tarjetas de crédito.
Sin embargo, esto no significa que debemos confiar en cualquier mensaje de correo electrónico que contenga nuestro nombre completo, ya que un spammer o hacker bien entrenado puede obtener este tipo de datos de una forma tan sencilla que estremece.
Conclusión
Han pasado muchos años desde que el correo electrónico se convirtiera en la herramienta fundamental de comunicación que es hoy en día, y desde sus inicios ha ido mejorando e incorporando múltiples medidas de seguridad para hacerlo mucho más seguro que en sus comienzos. Sin embargo, todavía ofrece ciertas aristas negativas por las cuales sigue siendo el método de ataque preferido de todo hacker o spammer que se precie.
Es por ello que no debemos delegar completamente ciertas tareas relativas al correo en manos de sistemas automatizados, que si bien son herramientas indispensables en la actualidad por todo lo que ns pueden ofrecer, no son capaces de razonar, y por lo tanto pueden equivocarse en donde el ser humano no.
Afortunadamente, esos tiempos son historia, ya que la tecnología detrás del filtrado de spam ha dado un salto impresionante, y servicios de correo como Gmail son un ejemplo de limpieza y efectividad. Sin embargo puede ser que cada cierto tiempo se cuele algún mensaje de este tipo, y será nuestra la labor saber cómo diferenciar entre un mensaje real y un spam. Precisamente en este artículo conoceremos algunas pautas que nos servirán para llevar a cabo esta tarea, y no dejar que nos engañen.
Dónde nos lleva un hipervínculo
En el caso de que por cualquier motivo sospechemos que un mensaje de correo electrónico pueda ser un spam, una de las maneras más sencillas de constatarlo es ver hacia donde apuntan los enlaces que contiene.
Para ello lo único que tenemos que hacer es ubicar el ratón sobre cualquiera de los enlaces que contiene el mensaje y comprobar hacia donde apuntan los mismos, dato que seguramente aparecerá en alguna esquina de nuestra servicio de correo webmail o gestos de correo electrónico.
Sin embargo, la lectura de los vínculos puede ser a veces bastante confuso, ya que los spammers tienen bastantes trucos para desorientarnos. Uno de los más extendidos es camuflar un enlace malicioso dentro de otro que aparentemente apunta a un sitio o servicio reconocido y honesto.
Un ejemplo típico de esta clase de enlace siempre incluye como primer elemento un sitio web conocido, pero si prestamos la suficiente atención, lo más probable es que nos encontremos con algo más, el verdadero objetivo del enlace, el cual seguramente contiene elementos que le facilitarán la tarea ilícita al hacker o spammer que la opera.
Para ahorrarnos todos los problemas que pulsar sobre un enlace así, una de las mejores alternativas que tenemos disponible es estudiar con detenimiento todas las partes que forman el mismo, y ante cualquier tramo de éste que sea sospechoso o que parezca fuera de lugar, no pulsarlo. Si podemos implementar esta simple regla en cada correo electrónico sospechoso que llegue a nuestra bandeja, mantendremos un buen nivel de seguridad y nos evitaremos una buena cantidad de problemas.
Por otra parte, en el mercado existe mucho software diseñado con este propósito, es decir analizar todos los correos electrónicos entrantes en búsqueda de este tipo de enlaces, sin embargo, muchas veces son incompetentes y son fácilmente burlados. Con esto queremos decir que lo mejor es confiar en nuestra propia intuición y experiencia que en estos programas, sobre todo cuando está en juego nuestra seguridad financiera.
Los sospechosos de siempre: Los archivos adjuntos
Aunque parezca mentira a esta altura de la informática, el archivo adjunto todavía es una de las herramientas favoritas de hackers y spammers más utilizadas en el mundo para llevar a cabo ataques de todo tipo. Esto básicamente es posible debido a que el usuario no presta la debida atención, descargando y ejecutando cualquier archivo adjunto que le parezca interesante sin mediar ni la más mínima precaución de seguridad.
Sin embargo, no toda la culpa es del usuario, ya que se supone que los servicios de correo son seguros y confiables, y además la gran cantidad de archivos que se envían y reciben por hora en estos días, la mayoría de ellos sin intenciones maliciosas, logran que el usuario se confíe y termine siendo descuidado y poniendo en peligro si seguridad.
En estos casos, lo mejor es tomarnos unos escasos instantes para comprobar si el archivo adjunto que estamos por descargar es seguro. Una regla básica que podemos seguir y que nos evitará muchos problemas, es nunca abrir archivos adjuntos que no estábamos esperando, sin importar quien sea el remitente.
Esto último es debido a que muchas personas suelen pasarse parte del día compartiendo toda clase de cosas, desde archivos GIF animados hasta fotos de celebridades o los goles de su equipo de fútbol a través de video. En este punto, lo mejor es tomarse unos segundos para evaluar la situación y decidir si el archivo adjunto que vamos a abrir es seguro o no.
En el caso de que no dispongamos del tiempo necesario para ello, o las condiciones no sean las adecuadas, lo mejor es almacenar el archivo adjunto en el disco duro de nuestra PC para analizarlo luego con las herramientas antivirus que tengamos disponibles. Es mejor pecar por lento de reacción a sufrir un ataque y ser víctimas de un hacker.
Correos electrónicos fraudulentos
Muchos de nosotros en algún momento seguramente hemos usado la característica llamada “Combinación de correspondencia” en Word y otros procesadores de texto, que sirve básicamente para crear un texto y enviarlo a varios contactos en forma simultánea, cambiando ciertos parámetros e incluyendo datos para personalizarlo. Sin embargo, existen muchas personas que desconocen por completo esta opción, y en este hecho precisamente se basan los spammers, quienes la utilizan para hacerla parecer como si de un documento bancario o de otro ente se tratara. Y lo peor de todo es que muchas veces sucede que se cae en la trampa.
Una de las formas más sencillas de saber si realmente se trata de una comunicación seria entre una entidad y nosotros, es la forma en la que se encuentra armado el mensaje. Si el mismo comienza con un “Estimado cliente” a secas, en lugar de nuestro nombre y apellido, o varíe la manera en que solemos recibir este tipo de mensajes, lo más probable es que se trate de una estafa o engaño, más aun si el comunicado nos pide que rellenemos datos personales de nuestras cuentas bancarias o tarjetas de crédito.
Sin embargo, esto no significa que debemos confiar en cualquier mensaje de correo electrónico que contenga nuestro nombre completo, ya que un spammer o hacker bien entrenado puede obtener este tipo de datos de una forma tan sencilla que estremece.
Conclusión
Han pasado muchos años desde que el correo electrónico se convirtiera en la herramienta fundamental de comunicación que es hoy en día, y desde sus inicios ha ido mejorando e incorporando múltiples medidas de seguridad para hacerlo mucho más seguro que en sus comienzos. Sin embargo, todavía ofrece ciertas aristas negativas por las cuales sigue siendo el método de ataque preferido de todo hacker o spammer que se precie.
Es por ello que no debemos delegar completamente ciertas tareas relativas al correo en manos de sistemas automatizados, que si bien son herramientas indispensables en la actualidad por todo lo que ns pueden ofrecer, no son capaces de razonar, y por lo tanto pueden equivocarse en donde el ser humano no.
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